Presidiendo la ciudad, desde lo alto de la escarpada colina de Castle Rock, el Castillo de Edimburgo es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Visible desde gran parte de la ciudad, ofrece una panorámica estupenda de Edimburgo, siendo fácil de entender la importancia de esta fortaleza en la defensa de la ciudad.
Ubicado al final de la Royal Mile, la vía principal de la ciudad, esta es una atracción turística imprescindible de Edimburgo. Este castillo ha sido residencia de los reyes de Escocia durante siglos y usado como prisión y como regimiento militar, más tarde. Puede apreciarse su pasado en los edificios que pueden visitarse, como el Palacio Real, que alberga las Joyas de la Corona, el Gran Salón, el Museo Nacional de la Guerra, las prisiones o las baterías de artillería.
Índice de contenidos
Entradas para el Castillo de Edimburgo
Antes de lanzarte a comprar entradas para este castillo, quiero darte una serie de recomendaciones.
La primera es que este castillo está incluido en la tarjeta Explorer Pass. Por ello, antes de comprar su entrada individual, plantéate si te sale más rentable comprar la tarjeta que incluye otros sitios históricos de Escocia.
Mi siguiente recomendación es que reserves las entradas con suficiente antelación y lo hagas a la primera hora disponible. En temporada alta, es complicado que haya disponibilidad en el mismo día y se forman unas colas tremendas para comprar la entrada en taquilla. Además, las entradas para primera hora del día suelen estar agotadas en casi cualquier época.
¿Por qué es recomendable la visita a primera hora del día? Por varios motivos. El primero y más importante, porque es un castillo con muchísima afluencia y cuánto antes vayas, menos gente habrá. Se forma bastante cola para entrar a ver las joyas de la corona, ya que el espacio es pequeño.
El segundo motivo es que se tarda bastante en realizar la visita del castillo. Si no quieres andar muy apurado para comer, tendrás que hacer pronto la visita. Las dos veces que he ido, hemos tardado 3 horas en verlo, aún viendo de pasada algunas partes.
Y último motivo, intentar estar en el castillo para ver el cañonazo de la una en punto, que desde hace más de 150 años se dispara todos los días, excepto los domingos, el día de Navidad y el de pascua.
Tienes toda la información sobre horarios, precios y el enlace para comprar las entradas, al final del artículo, en la Información práctica del Castillo de Edimburgo.
Historia del Castillo de Edimburgo
Orígenes del castillo
Se conoce de la existencia de un fuerte en la cima de la colina de Castle Rock, desde la edad de hierro, gracias a las excavaciones arqueológicas.
Las primeras referencias escritas sobre una fortaleza datan del siglo VII d.C., en unos poemas de la época, en los que se hace referencia al fuerte con el nombre celta de Din Eidyn (fortaleza en una pendiente), que más tarde dio origen al nombre de Edimburgo.
El castillo en la Edad Media
La parte más antigua del castillo que actualmente está en pie es la Capilla de Santa Margarita, construida en el año 1130. Ya en esta época el castillo se utilizaba como residencia real.
Durante los siglos XII y XIII el castillo sufrió múltiples asedios y pasó de manos escocesas a inglesas en varias ocasiones. A principios del siglo XIV, Robert The Bruce, durante las guerras de independencia escocesa, destruyó todo el castillo para evitar que volviera a caer en manos inglesas. Solo se conservó la Capilla de Santa Margarita.
Unos años más tarde, tras terminar los conflictos y haberse conseguido la independencia, su hijo David II, manda reconstruir el castillo. También, comienza a edificar un nuevo castillo real con una espectacular torre, la llamada Torre de David, que sirvió como residencia real durante casi cien años.
El castillo en la Edad Moderna
Esta fue residencia de los reyes escoceses hasta la coronación de Jacobo VI, en 1603, momento en el que se trasladó la corte a Londres. Sin embargo, desde que Jacobo IV decide construir el Palacio de Holyrood, el castillo cae en declive como residencia real.
No obstante, gran parte de los edificios son de la época de Jacobo IV, como el Gran Salón. En el Palacio Real han vivido un buen número de reyes, como la conocida María, Reina de los escoceses, que dio aquí a luz a su hijo Jacobo VI en 1566.
Este castillo ha sido el lugar que más asedios ha sufrido de Gran Bretaña, por ello sus defensas se han ido ampliando progresivamente.
Uno de los sucesos más importantes ocurridos en el castillo fue el asedio de Lang, en 1571. La reina María había sido forzada a abdicar en 1567, a favor de su pequeño hijo, y estalló una guerra civil entre los defensores de María y los de Jacobo VI. Los partidarios de María se negaron a entregar el castillo a los regentes de Jacobo VI y esto tuvo como consecuencia un asedio que duró dos años. Este terminó con un bombardeo durante días al castillo, hasta que los defensores de María se rindieron. Los daños al castillo fueron importantes, destruyéndose casi por completo la Torre de David.
Tras este asedio se añadió la Batería de la Media Luna a las defensas del castillo, colocada sobre las ruinas de la Torre de David, que aún hoy pueden verse.
Hubo más asedios en los siguientes siglos: por parte de los Covenanters, en 1639, que lograron durante unos meses tomar el castillo; por Oliver Cromwell, en 1650; y los intentos frustrados durante los levantamientos jacobitas de 1715 y 1745.
El castillo en la edad contemporánea
Desde mediados del siglo XVII, el castillo dejó de usarse definitivamente como residencia real, para convertirse en cuartel militar y más tarde, también, en prisión, hasta que se decidió abrir al público como Monumento Nacional.
Qué ver en el Castillo de Edimburgo
El primer lugar que contemplar en el castillo, es su amplia explanada, desde donde está tomada la fotografía de portada de este artículo. Este lugar tiene un pasado bastante negro, ya que aquí se quemaron a unas 200 personas acusadas de brujería entre 1563 y 1722.
Tras recorrer la explanada, atravesarás la fabulosa puerta de entrada al castillo, que al igual que en el Castillo de Stirling, está flanqueada por las esculturas de William Wallace y Robert The Bruce.
Nosotros seguimos la recomendación del blog Viajar Edimburgo de visitar en primer lugar las Joyas de la Corona Escocesa. No solo me pareció una gran idea para evitar las colas que se forman cuando avanza la mañana, sino también porque lo más destacado del castillo está en la parte más alta, donde están las joyas.
Para llegar hasta las Joyas de la Corona, tendrás que atravesar una segunda puerta, la Porticullis o Puerta del Rastrillo, añadida tras el Asedio de Lang, y a la izquierda subir por las Escaleras Lang, que nos sirven de atajo para llegar a la parte alta del castillo. Ve siguiendo las indicaciones a las Joyas de la Corona y llegarás al Patio de la Corona, en la que se encuentran el Palacio Real, el Gran Salón y el Monumento Nacional a la Guerra de Escocia.
Las Joyas de la Corona Escocesa
También llamados los Honores de Escocia, se encuentran en el primer piso del Palacio Real. Tras ver las joyas, accederás a los apartamentos reales. En las joyas de la corona está totalmente prohibido hacer fotos ni vídeos.
Los Honores de Escocia son tres: la corona, el centro y la espada. Se utilizan para la coronación de los reyes y son los más antiguos de Gran Bretaña.
La corona fue hecha para Jacobo V, quien la usó por primera vez en la coronación de su segunda mujer, María de Guisa, como reina consorte, en 1540.
La primera reina en ser coronada, usando la corona y el cetro juntos, fue su hija María, reina de Escocia, en 1543.
El origen del cetro es más dudoso. Se cree que pudo haber sido un regalo papal a Jacobo IV.
Aquí se encontraba antes, también, la Piedra del Destino, sobre la cual los reyes escoceses llevan siglos coronándose. Sin embargo, desde mediados de marzo del 2024 se ha trasladado al nuevo Museo de Perth.
El Palacio Real
El Palacio Real fue mandado construir por Jacobo III, a mediados del siglo XV, realizándose sucesivas reformas para embellecerlo durante los siguientes siglos.
Las estancias más destacadas del palacio son la Antesala, y su maravillosa chimenea de finales del siglo XV, y la sala en que María Estuardo dió a luz a Jacobo VI, que puede verse desde una zona acordonada.
El Monumento Nacional a la Guerra de Escocia
Este es un solemne edificio dedicado a los escoceses caídos en las dos guerras mundiales y otros conflictos posteriores. Con aspecto de iglesia, teniendo incluso capillas, me pareció uno de los edificios más bonitos del castillo. Tiene unas vidrieras preciosas que representan escenas de la Primera Guerra Mundial.
También, por fuera, es uno de los edificios que más llama la atención en el Patio de la Corona. Puedes verlo en la foto anterior, a la izquierda, siendo el Palacio Real el edificio que tiene una torre, a la derecha.
El Gran Salón
Este maravilloso salón medieval, en el que destaca su fantástico techo de madera, se completó en 1511 para el rey Jacobo IV, justo a tiempo para celebrar su boda.
No te pierdas su maravillosa chimenea y una especie de enrejado, que encontrarás en la pared de la derecha, las Laird’s Lugs (las orejas del rey). A través de estas ranuras en la piedra, Jacobo IV podía espiar las conversaciones que tenían lugar en el Gran Salón desde otra sala.
Aquí se celebraban grandes banquetes y eventos, pero cuando el ejército de Oliver Cromwell se hizo con el castillo, se destinó a ser un cuartel militar.
Se ha restaurado en época reciente para recuperar su aspecto medieval original, exhibiéndose gran número de espadas, armaduras y escudos, que recuerdan su pasado militar.
La Capilla de Santa Margarita
Es la parte más antigua que se conserva en el Castillo. Fue mandada construir por David I, en torno al 1130, en honor a su madre, la reina Margarita, la cual se dice que era una ferviente católica que hizo múltiples obras de caridad y fue canonizada.
Es una pequeña y sencilla capilla, que sigue utilizándose, hoy en día, para celebrar bautizos y bodas.
El Mons Meg
Realizado en 1457, en Mons, Bélgica, para Jacobo IV, este cañón fue una auténtica revolución en su época en el mundo de la artillería, ya que podía disparar un proyectil de 150 kg a más de 3 km de distancia.
Desde la zona donde se encuentra el Mons Meg, tendrás una de las mejores panorámicas de Edimburgo. Además, desde aquí tienes la oportunidad de observar las defensas del castillo situadas en la parte inferior y un cementerio muy curioso, el cementerio de perros. Sí, como lo lees. Se hizo un cementerio para enterrar a los perros de los oficiales del ejército que vivían en el castillo.
Puerta de Foog
Es una de las más bonitas del castillo. Carlos II la mandó construir a finales del siglo XVII, como parte de su proyecto de mejorar la defensa del castillo. Se pueden observar las aberturas a los lados para los mosquetes y los cañones.
Las Prisiones de Guerra
Durante los siglos XVIII y XIX, cientos de piratas y prisioneros de guerra estuvieron encarcelados en las bóvedas situadas debajo de la Plaza de la Corona. Hoy, se ha realizado en este espacio una recreación de cómo debía de ser la vida en esta prisión, en el siglo XIX.
El Museo Nacional de la Guerra
Este museo militar, gestionado por los Museos Nacionales de Escocia, tiene una exposición muy completa de objetos desde el siglo XVII hasta la actualidad, pudiendo encontrarse armas, uniformes, pinturas e incluso trajes de guerra química.
El Cañón de la Una en Punto
La tradición de disparar este cañón a la una en punto se remonta a 1861, comenzando a realizarse para que los barcos del estuario de Forth pudieran poner sus relojes en hora.
La Batería Argyle
Esta es una batería de seis cañones construida en la década de 1730. Desde allí, hay otra de las mejores panorámicas que podrás obtener desde el castillo.
Leyendas del Castillo de Edimburgo
La leyenda del fantasma del gaitero
Cuenta la leyenda que, hace siglos, mandaron a un gaitero a explorar los túneles subterráneos que había bajo el castillo y que, suponían, que conectaban con otras partes de la ciudad. Así, mientras el gaitero andaba por los túneles tocando su gaita, podían conocer su recorrido.
Sin embargo, en algún momento de su recorrido, el sonido cesó y, aunque mandaron equipos a buscarle, nunca se encontró al llamado Gaitero Solitario o Lone Piper. Dicen que, a veces, puede oírse el sonido de su gaita, sonando como un lamento desde las profundidades del castillo.
La mala suerte del Castillo en los exámenes
Existe la superstición de que los estudiantes no deben visitar el castillo antes de graduarse, ya que tendrán mala suerte en los exámenes.
Mejores miradores al Castillo de Edimburgo
Si quieres ver las típicas fotografías del Castillo de Edimburgo, hay dos lugares que no te puedes perder:
Ross Fountain
Una de las fotografías más bonitas del castillo es la de la Fuente de Ross, con el castillo al fondo. La Fuente de Ross se encuentra en los Jardines de Princess Street, en la New Town.
The Vennel
The Vennel es un callejón situado al final de Grassmarket, que comunica con Lauriston Place. Tendrás que subir unos cuantos tramos de escalones para llegar al punto desde donde hacer la típica fotografía del castillo y el callejón.
Te dejo al final del post, un mapa con la localización de los miradores.
[…] Su eje principal es la Royal Mile (Milla Real), una calle de una milla de longitud que conecta el Castillo de Edimburgo con el Palacio de Holyrood. Si te interesa saber más sobre la visita al castillo, puedes ver mi Guía Completa del Castillo de Edimburgo. […]
[…] leyendo el diario de viaje: Día 8 de ruta por Escocia: Castillo de Edimburgo y New […]
[…] visitamos por la mañana el Castillo de Edimburgo y por la tarde la New Town. Puedes ver la Guía completa del Castillo de Edimburgo que he hecho, pinchando en el […]